Cuando era pequeña, Erica Cowie se sentía diferente. Era la única de la familia que tenía el cabello rizado y oscuro; su también lo era y sus facciones no eran para nada similares a sus hermanas.
Fue criada sin dudar que ésa era su familia. Pero seguía con la corazonada de que algo ocultaban. Hasta que tres décadas después se pudo someter a una prueba de ADN y descubrió que su padre biológico era otra persona.
“Cuando cumplí 27 años, me hice un examen de ADN y descubrí que mi actual padre no era mi padre biológico”, comentó. Entonces surgió la necesidad de saber quién era su verdadero padre.
Y lo supo luego de 10 años cuando Cowie se abocó a recabar toda la información posible para descubrir la verdad.
Con 38 años, casada y madre de dos hijos, Cowie obtuvo los resultados esperados. Con ayuda de una prueba de ADN y un sito web que busca tus antepasados, logró dar con su ascendencia portuguesa y con el nombre de un hombre llamado Paul De Freitas. Su madre habría tenido una relación con él en el pasado.
Con esta información y algunas fotos, se unió a un grupo de Facebook que tenía cerca de 25,000 integrantes y contó su historia “Un pedazo de mi corazón está perdido”.
Luego de 24 horas después recibió un mensaje de una mujer de nombre Vanessa Costa que decía “No puedo creer que esté sucediendo, pero Paul es mi tío”. Ella la prima de Cowie y la contactó con su madre, Cecilia De Freitas, su tía.
Lamentablemente, se enteró que su padre biológico había fallecido 4 años antes y sin saber que tenía una hija.
Cecilia declaró que “Erika se parece muchísimo a mi hermano físicamente…”. Además, la mujer conoció a otros tíos, tías, primos e incluso a su abuela.
Con esta nueva familia ha podido saber más sobre su padre quien era un amante de la naturaleza y de la aventura. Incluso llegó a ir a de Ontario a California y visitar Hawaii. Y por lo visto esa parte la heredó Cowie porque a los 18 años viajó por el mundo cuando trabajaba en un crucero.
Con la llegada de Cowie a la familia, todos sienten que ha llenado el vacío que dejó Paul al morir.
Hoy, Cowie siente que ya puede cerrar un capítulo en su vida y está feliz de haber encontrado esa parte de su corazón que perdió.
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