Al parecer, el SARS-CoV2 es una especie de enigma biológico que hemos ido descifrando de a poco. Y es que este patógeno continúa presentándonos más dudas que respuestas a diario. Con el paso de las horas sabemos más y más sobre su mecanismo de acción, sea bajo el microscopio o con un análisis de su sintomatología. Ahora, por ejemplo, sabemos que el coronavirus también nos puede ocasionar efectos neurológicos.
La universidad pekinesa Tsinghua nos contaba que nuestra maquinaria celular confunde el ARN vírico con su propio material genético, por lo que le abre paso y ayuda a que nosotros mismos generemos proteínas virales. Sus efectos impactan más gravemente nuestro sistema respiratorio, algo que el COVID-19 comparte con el SARS y el MERS.
No obstante, el virus posee una carga infecciosa mayor que aquellas otras enfermedades, superándolas incluso hasta en 1000 veces. El hospital de Schwabing-Múnich nos revelan, por ejemplo, que esa cantidad de carga patógena se concentra en la garganta durante los primeros días, lo que favorece su propagación. Y cerca del día 7 u 8, los pulmones comienzan a tener problemas.
Hace algunas semanas, la comunidad científica ha revelado otro efecto que podría explicar algunos de esos problemas respiratorios: el origen del COVID-19 podría estar, quizás, en nuestro sistema nervioso central.
Ya hemos escuchado que uno de los síntomas del coronavirus es la pérdida de gusto y de olfato, según han descrito expertos en el campo de la rinología como la doctora Claire Hopkins, del King’s College London.
Esto no sería un efecto del ataque al sistema respiratrio, sino del sistema nervioso central (SNC). Esto es algo que día a día muchos médicos están comprobando, con afectados que presentan manifestaciones de origen neurológico. Hay casos en los que ya se han visto daños cerebrales.
Una investigación de los doctores de la Universidad de Pekín, Yan-Chao Li, Wan-Zhu Bai y Tsutomu Hashikawa, realizaron tomografías a los enfermos y descubrieron que el coronavirus también podría causar efectos neurológicos.
En la Universidad de Siena (Italia), los médicos han analizado este hecho por semanas. El doctor Antonio Federico ha explicado que el 36,4% de los pacientes muestran alteraciones neurológicas por coronavirus.
La Sociedad Italiana de Neurología en el área de Lombardía se encuentra desarrollando una encuesta que analice con mayor profundidad estas realidades clínicas. Algunas de las manifestaciones relacionadas con el SNC que han mostrado infectados por COVID-19, son las que siguen:
- Hipogeusia (pérdida del gusto)
- Hiposmia (pérdida del olfato)
- Neuralgia (dolor de cabeza, cuello y rostro)
- Dolores musculares intensos
- Migrañas
- Confusión Mental
- Vértigo que incluye náuseas y vómitos
- Algunos casos puntuales han sufrido encefalopatías, como un caso de estudio presentado por los doctores Daniel Noujam y Gassan Shajin. Una historia clínica de una paciente de 58 también desarrolló una enfermedad neurológica extraña que alteró su estado mental. La doctora Asia Filatov, del Colegio de Medicina Charles E. Schmidt (Florida), también describió otro caso de encefalopatía en un paciente afectado por COVID-19
Donde el SARS del 2002 y el MERS afectaban directamente el sistema respiratorio, hoy los científicos especulan algo distinto sobre el COVID-19. Se cree que el mediador en los problemas respiratorios agudos podría ser el SNC. Así al menos lo han afirmado los doctores Yan-Chao Li, Wan-Zhu Bai y Tsutomu Hashikawa.
Los expertos dicen que el mecanismo de acción sería de esta forma:
- El SARS-CoV2 infectaría los centros del tronco encefálico, que controlan la respiración. En todos los casos analizados se ha podido ver que esta región cerebral aparece altamente infectada.
- Este virus ataca también a las neuronas cardiorrespiratorias del cerebro, llegando a inhibir la respiración espontánea.
Ya sabemos que el coronavirus podría causar efectos neurologicos, y que la neumonía aguda que llega a producir es letal en alguna parte de los pacientes. Ya conocemos su origen, su mecanismo de acción y las consecuencias. Pueden ser datos impactantes, pero son herramientas de conocimiento muy útiles, porque si sabemos como actúa entonces tenemos la ventaja.
Todavía no tenemos las herramientas para reducir su carga viral en nuestro organismo, de forma que podamos bajar e incluso anular su letalidad, pero a medida que descifremos el enigma de su código genético podremos ganar terreno.
Pese a que en la mayoría de los casos la enfermedad es leve, muchas personas siguen muriendo, lo que causa un dolor gigantesco. Por ahora, la medida principal para aplanar la curva es el confinamiento y la distancia social.
La vacuna estará disponible en varios meses más, así que está en nuestras manos detener la infección. Pero pronto, el trabajo arduo y silencioso de nuestros expertos, hará que controlemos esta pandemia y podamos volver a abrazarnos.