E mayo más de 300 elefantes murieron en el delta del río Okavango en Botsuana.
Manadas completas de elefantes fueron encontrados muertos y hasta junio la cifra aumentó a 330 ejemplares fallecidos cerca del agua del río.
Cuando las autoridades fueron al lugar a investigar dichas muertes, fue imposible encontrar una causa de ello.
Se pensó que quizás el río contenía alguna sustancia tóxica, pero eso no se investigó ya que de todas las especies que beben del río, sólo los elefantes morían con daño neurológico y debido a una repentina muerte.
Científicos y conservacionista sugirieron que pudieron ser cazadores, pero los colmillos de los animales estaban intactos.
A cuatro meses de esta masiva muerte de elefantes una investigación realizada por el gobierno determinó que los elefantes fueron envenenados por una cianobacteria que lleva a cabo la fotosíntesis, presente en el agua.
«Las muertes fueron causadas por envenenamiento a causa de una cianobacteria que se desarrolló en puntos de agua», señaló a la prensa Mmadi Reuben, veterinaria del Ministerio de Vida salvaje y parques nacionales.
Aunque la presencia de estas cianobacterias son esenciales para el equilibrio ecológico, algunas producen toxinas que se convierten en veneno para los animales.
El hallazgo fue realizado debido a muestras de sangre en laboratorio de Sudáfrica, Zimbabwe y Canadá que revelaron la causa de muerte de los elefantes.
Las muertes descendieron a fines de junio, época en que se secan charcos y estanques.
Botsuana es el hogar de 125 mil elefantes africanos, casi un tercio de su población.