Ángel Hernández le suministro a su mujer un sódico que la llevo a la muerte por intoxicación. Ella en tanto dejó un testamento donde aclaraba que quería morir. Un caso emblemático justo cuando España acaba de aprobar la ley de eutanasia, lo que la esposa de este hombre habría deseado tener en su momento.
El llamado “suicidio asistido” por muchos se considera una manera digna de morir cuando una persona tiene una enfermedad sin posibilidad de mejora. España ahora cuenta con esta ley que faculta a pacientes que lo deseen al acceso a esta vía.
El confidencial informó que el año 2014, María José Carrasco que sufría de una esclerosis avanzada, le pidió a su marido que la ayudara a morir. Ángel Hernández, tras años de cuidar de su esposa, se puso en contacto con la fundación “Derecho a morir dignamente” para obtener información de que hacer en estos casos. Este hombre fue sometido a juicio por cooperar en el suicidio de su mujer, por efectuarle una eutanasia.
La Fiscalía de Madrid le dio 6 meses de prisión al hombre pero él pudo comprobar que su esposa solicitó por años la eutanasia a él y a su círculo cercano.
La mujer compró un frasco de 100 mililitros de barbitúrico pentobarbital sódico, para cuando decidieran que era el momento adecuado para su muerte. Ella hizo un testamento haciendo uso de su poca movilidad, dejando clara su decisión de morir.
El 3 de abril del 2019, Hernández vertió el contenido del frasco en un vaso y le puso a su mujer una pajilla en la boca para que ella bebiera el producto. Ella falleció 10 minutos después debido a una intoxicación aguda.
Este 2021, el Congreso español aprobó la ley de eutanasia para pacientes que no puedan vivir libremente y tengan juicio mental para pedir la eutanasia, así se dignifica la muerte de aquellos que sufren de por vida para evitar que sus familiares sufran un castigo penal, como el que este hombre casi obtiene.
“¿Si ha merecido la pena? Lo volvería a repetir. Mi mujer tuvo mi ayuda para morir, pero esta ley, a ella le hubiera servido para irse más tranquila sin pensar lo que me podría ocurrir porque sabíamos que me iban a imputar”.
–Ángel Hernández a Europa Press–
Hay personas y organizaciones que se oponen a la eutanasia, pero Hernández les asegura que pueden estar tranquilos porque la ley no obliga a nadie que no quiera una eutanasia a que esta se realice. “La opción estará también para ellos si la llegan a necesitar” dice el hombre.