Otto Heinrich Warburg, médico alemán, ganó el premio Nobel en 1931 por su dedicación a investigar el origen y la prevención del cáncer. Fue considerado uno de los investigadores más importantes del siglo XX enfoncados en estudiar esta enfermedad.
De acuerdo a sus estudios, el cáncer no es una enfermedad sino más bien la respuesta en sí del cuerpo, como si fuese un mecanismo de defensa ante una alimentación desbalanceada y un estilo de vida inadecuado, como el sedentarismo.
Según el médico alemán la acidez del cuerpo expulsa las partículas de oxígeno presentes en las células y que por ello el cáncer no se trata de una enfermedad, sino de una reacción del cuerpo a la falta de oxígeno en las células.
De acuerdo a su investigación, para que las células funcionen con normalidad es necesario que haya presencia de oxígeno y que exista un ambiente alcalino, que es cuando el pH de la sangre alcanza un nivel de 7,3%.
Las células cancerígenas pueden vivir sin oxígeno, ya que son ácidos y microorganismos anaeróbios (no respiran oxígeno) que se alimentan de azúcar. Por lo tanto si una célula pasa 48 horas sin oxígeno, existe la posibilidad de que s convierta en cancerígena.
El secreto para prevenirlo está en la alcalinización del cuerpo, lo que se logra a través de una alimentación saludable, tratando de evitar consumir alimentos industrializados y procesados, azúcares, legumbres cocidas, granos refinados y carnes.
Para lograr el proceso de alcalinización del cuerpo existen dos recetas, la primera consiste en mezclar dos cucharadas de zumo de limón recién exprimido con 173 de una cucharadita de bicarbonato de sodio y luego añadir 200 ml de agua. Pero esto no puede ser ingerido por quienes padecen de presión arterial alta.