El páncreas está ubicado entre el estómago y la columna vertebral. Participa en el metabolismo del cuerpo al ser el responsable de producir una parte de los jugos que se requieren para la digestión, asó como las hormonas que regulan los niveles de azúcar en la sangre.
Al igual que el resto de los órganos del cuerpo, puede ser atacado por células maligna que dan lugar al cáncer. Esta enfermedad es conocida como cáncer exocrino y es más común en la población masculina, aunque también se puede dar en mujeres, especialmente en edades avanzadas.
Aún no existen una causa exacta que explique su aparición, pero los expertos creen que el consumo de alcohol, el tabaquismo, la genética y otros factores pueden tener alguna relación.
Una de las razones por las que esta patología es difícil de tratar es porque en sus primeras etapas no existen síntomas contundentes o las señales se confunden con otras enfermedades más comunes.
Gran parte de los síntomas aparecen cuando la tumoración logra un tamaño considerable, capaz de perturbar el funcionamiento digestivo, del hígado y de otras sistemas que dependen de su función.
Es conocido como un “asesino silencioso” porque solo se logra encontrar en su etapa final cuando ya no hay mucho que hacer. Pero afortunadamente los investigadores han podido encontrar algunos signos oportunos que podrían ayudar a actuar a tiempo.
1. Dolor abdominal leve
Este dolor abdominal tiene una característica particular a otros dolores en la misma zona, cuando la personas se inclina hacia adelante encuentra una sensación de alivio. Se trata de una molestia persistente que tiene diferentes niveles de intensidad, irradiándose en mucho casos hasta la espalda.
Este síntoma se produce por la propagación de células malignas en los tejidos nerviosos afectados, aunque suele ser intermitente.
2. Problemas digestivos
Este síntoma es fácil de ignorar como una señal de cáncer de páncreas debido a todos los factores que lo pueden originar. Pero se trata de una obstrucción que bloquea la circulación de las enzimas digestivas, responsables de digerir aquellos alimentos pesados como las proteínas, las grasas y los carbohidratos.
La persona puede experimentar estreñimiento, dolor, inflamación y gases.
3. Piel amarillenta
4. Pérdida de peso repentino
Dentro de esta “maravilla” se esconde una de las principales señales de cáncer o de otras patologías crónicas.
5. Cambios en las heces
La tumoración causa interferencia en la acción de las enzimas digestivas, por lo que es muy común que haya una serie de cambios en las heces. Al ser más difícil la digestión, los desechos son más duros y difíciles de expulsar. Además suelen fermentarse por todo el tiempo que pasan en el organismo y presentan un olor más fétido de lo normal.
Algunos expertos creen que observando este tipo de detalle y otras señales como el sangrado, aumentan las posibilidades de recibir un diagnóstico temprano.
Si experimentas con frecuencia estos síntomas, no dudes visitar al médico para descartar esta enfermedad.