Esta era una costumbre muy arraigada del pasado.
En la época victoriana, a principios del 1900, se creó la cámara fotográfica y con ello un nuevo mundo que podía quedar registrado en papel. Y también surgió una costumbre algo extravagante y poco higiénica que le permitió a muchas familias poder quedar con el recuerdo más entrañable de un pariente.
Y así es como empezó el negocio de fotógrafos que retrataban a nada menos que a personas fallecidas. Hay que entender que en aquella época sacarse fotografías eran algo muy costoso, pero si existía la posibilidad de tener el último recuerdo de un ser querido, las familias hacían enormes sacrificios para pagar, quizás por la única imagen que existiese de él o ella.
El deseo detrás de estas tétricas fotografías es muy conmedor sin duda alguna…
1. Acá vemos a una mujer que murió por una infección y su cuerpo tiene un avanzado estado de descomposición. Quizás cuanto tuvieron que esperar para poder tomar la tan anhelada imagen.
2. Acá está el cadáver de una abuela acompañando a su reciente fallecido nieto. Lo más probable es que le dibujaran los ojos en los párpados para que se viera más real.
3. Hombre decapitado y un trabajo de joyería de parte del fotógrafo.
4. Una triste imagen de niña rodeada de sus juguetes.
5. Con ayuda de soportes podían dejar en pie al fallecido. No sabemos la historia de esta fotografía.
6. Realmente parece que estuviera vivo.
7. No se sabe si todos murieron o alguno de ellos está posando para la foto. Algo curioso por decir lo menos.
8. Una de ellas está muerta.
9. Se toman su tiempo para lograr una buena toma.
10. Hasta las mascotas eran retratadas.
11. La tasa de mortalidad infantil era alta. Estas fotos abundaban.
12. Un trato delicado para el angelito.
13. ¿Cómo saber quién está muerta? Horas de trabajo previo.
14.Un emotivo y último instante juntos.
15. Las flores eran un elemento importante en estas fotografías.
¿Qué piensas de esta antigua tradición? Comenta con nosotros.