Esta pareja de Ohio (Estados Unidos) hizo un experimento con un equipo que simula las contracciones del vientre justo antes de dar a luz, para que el hombre pudiera experimentar en carne propia lo que siente una mujer pariendo.
Suena divertido, pero el hombre sufre un intenso dolor con la única diferencia que su cuerpo no se encuentra biológicamente predispuesto para tolerar la contracción constante de su viente. Por ello, no libera las endorfinas necesarias que ayuda a mitigar los síntomas del parto.
No por ello deja de ser interesante someter a un “macho” a la dura experiencia de ser madre, un proceso que es visto como algo bastante poco complicado por la sociedad contemporánea.