Es increíble pensar que existan personas capaces de atacar tan salvajemente a un animal indefenso. Pero lo más desalentador es que existan cerca de 1.500 casos de abuso animal cada año y aún más porque no todos son reportados.
Lamentablemente esa cifra sigue aumentando tal como conoceremos la historia de un perrito de Filipinas que vivió en carne propia ese maltrato.
Se trata de Wacku quien fue rescatado luego de sufrir un terrible maltrato que lo dejó con secuelas de por vida. El perrito tiene 7 años y pasó 5 viviendo en un albergue luego del ataque que sufrió en 2012.
En ese entonces, el cachorrito dormía al lado de un triciclo cuando un hombre ebrio le cortó casi todo su hocico.
En todo este tiempo, esperó ansioso ser adoptado hasta que lo consiguió luego de muchos años de espera. Fue cuando el fundador de un grupo de rescate, Nikki Carvey, decidió viajar 8.000 millas para traérselo de vuelta a Estados Unidos a su nuevo hogar.
Una mujer de Oregon llamada Liesl Wilhardt vio un video de Wacku y lo quiso adoptar como fuera. Ella se sorprendió de su estado y también de ver que, a pesar de lo que sufrió, el perrito era muy inteligente y sociable. “Pensé ¡ese sí es un sobreviviente!” contó la mujer quien trabaja como directora de un albergue de perros por lo que está familiarizada con este tipo de adopción.
Por ejemplo, ellos rescataron a un pitbull-corgi llamado Picasso, quien nació con una deformidad en su hocico, por lo que sabía que Wacku podría adaptarse fácilmente si conocía a Picasso y a otros ocho perros que viven en su propiedad de 55 acres.
Picasso y Wacky son muy tranquilos, sociables y tolerantes.
Al llegar a su nuevo hogar, Wacku se pudo adaptar bastante bien.
Las personas que lo ven se asombran y muchos les da terror. Es evidente porque Wacku perdió la mitad de su cara y cuesta asimilarlo al principio, pero el perrito actúa con naturalidad y se ve feliz. Además, al ser sociable, las personas terminan por aceptarlo tal cual es
El caso de Wacku es uno de los más terribles que han visto y la organización está presionando a las leyes en Filipinas para se hagan cambios e incluya sentencias más duras para los abusadores.
Por fortuna, Wacku logró conservar su lengua después del ataque por lo que bastante capaz de tragar y comer aunque no le sea muy fácil. No tiene nariz, pero olfatea por lo que creen que aún tenga sentido del olfato.
Su historia es muy conmovedora e inspiradora, Wacku por fin encontró su lugar en el mundo que lo trató con maldad pero que ha descubierto que aún existe amor que sane su corazón maltratado.