El preocupado padre Cornelius Jones llegó rápido hasta una guardería de Chicago para recoger a su pequeña hija. Pero cuando fue a la entrada, se encontró con una inesperada sorpresa: el centro estaba cerrado y todo el personal se había ido a su casa, pese a que faltaban 15 minutos para la hora de cierre oficial.
Ahí empezó el calvario: no sabía dónde podría estar su hija, si no había nadie adentro y no esperaba que nadie más lo retirara.
Pero pronto escuchó un grito muy familiar, y se enteró de dónde estaba su retoño: sola al interior del edificio.
El padre estaba aterrado y no supo muy bien que hacer. “Me preguntaba dónde está ella, dónde está ella. La escucho, pero no pude verla”, le contó Cornelius a Fox 32 News.
Lo primero que hizo fue buscar ayuda policial. Los oficiales le ayudaron a abrir la cerradura de la puerta, y cuando logro entrar, se halló frente a una horrenda realidad: el lugar estaba completamente oscuro, y a pesar de no tener linterna, pudo ver a su pequeña bebé arrastrarse por el piso.
“Fue una sensación dramática. No sabía qué sentir, mi corazón se desvaneció. Me alegré de que ella estuviera bien”, contó el padre.
Tanto el departamento de bomberos como el de policía y varios equipos de emergencia llegaron a la escena para rescatar a la bebé, de apenas un año de edad.
Minutos más tarde llegó su madre, Quanesha Borum, quien quedó horrorizada luego de descubrir lo sucedido.
Lo más insólito de todo fue la explicación entregada por el director de la guardería: el personal informó que todos los niños habían sido contados, y que pensaron que su hija era una muñeca.
“No es tan pequeña para ser una muñeca, así que son algunas excusas”, señaló enojada Borum. Por suerte, el niño salió ileso y sus padres buscan el cierre de la guardería. Actualmente, el establecimiento está siendo investigado.