Los efectos de la marea roja tienen en estado de emergencia a siete condados del estado de Florida (Estados Unidos). Debido a este fenómeno natural, a diario llegan flotando a la orilla miles de peces muertos que se amontonan en la arena. Entre ellos, aparecen cadáveres de tortugas, tiburones, delfines y manatíes.
Esta pesadilla comenzó en octubre de 2017 y ha empeorado en las últimas semanas, cuando las lluvias colapsaron el lago Okeechobee (conocido también como “The Big O”) y las autoridades decidieron descargar más agua de lo normal con la intención de aliviarlo. En esta zona se había disparado una proliferación de algas azulverdosas en junio pasado y, con el curso natural de la corriente, llegó a la costa suroeste.
La marea roja ocurre desde 1840 y comienza en el Golfo de México y termina hasta llegar a Florida, pero en esta ocasión se ha alargado más delo normal, y sus consecuencias han sido devastadoras.
Este fenómeno ocurre cuando en otoño florecen más de lo normal unas algas marinas que generan una bacteria llamada Karenia brevis, y se vuelve una amenaza tóxica. Toma su color característico debido a que la bacteria decolora el agua hasta dejarla marrón o rojiza. La marea roja suele mermar con el comienzo de los días más cálidos.
Mientras lees esto, los animales marinos mueren en las costas de Florida. También algunas personas han sido afectadas con erupciones en la piel, irritación ocular y afecciones pulmonares. Estos efectos visibles también son acompañados por las consecuencias económicas del sector turístico.
La duda es por qué se ha extendido por tanto la marea roja. El profesor de Oceanografía Física de la Universidad del Sur de Florida, Robert Weisberg, dijo a Telemundo que podría haber una relación indirecta entre la marea roja y la contaminación: debido a que las algas prosperan en ambientes con pocos nutrientes, las floraciones se afianzan y avanzan hasta encontrarse con el nitrógeno y otros elementos que la alimentan.
Otras elucubraciones relacionan los fertilizantes usados en las siembras de caña de azúcar. No obstante, el debate ha llevado al gobierno a enfocarse en el estado del agua. Randy Wayne White (conocido novelista, guía de pesca, comerciante de la zona y entendido en temas ambientales) desestima que los grandes culpables sean las plantaciones, pero concuerda en que algo debe hacerse ahora mismo, pues el agua “es parte de lo que somos” como seres, no forma parte sólo de la economía y del paisaje.
“Continuaremos desplegando todos los recursos del estado y haremos todo lo posible para asegurarnos de que los residentes de la Costa del Golfo estén a salvo y las empresas del área puedan recuperarse”, señaló Rick Scott, gobernador de Florida.