La pequeña Erin Cross, de apenas 6 años, estaba completamente grave a comienzos de este año, debido a una leucemia linfoblástica aguda que la tenía al borde de la muerte. Por esta razón, se volvió una de las primeras personas en el mundo en probar un novedoso tratamiento genético. Y hoy, el cáncer se ha desvanecido de su cuerpo completamente.
Gracias a una campaña por televisión, pudo recolectar los 122 mil dólares necesarios para volar con sus padres -Sarah y Anthony Cross- desde Inglaterra hasta Seattle, para realizarse el tratamiento.
Este tratamiento experimental constaba de aplicaciones clínicas de células T con receptores quiméricos antigénicos, lo que permitía que las células del paciente fueran modificadas en el laboratorio para atacar y eliminar el cáncer cuando son inyectadas de vuelta en el cuerpo del paciente.
Para sorpresa de todos, los resultados de los exámenes de sangre (hechos en el Hospital Infantil de Seattle) mostraron que el cáncer había desaparecido por completo.
“Recibimos una llamada del hospital que nos dijo que todas las células de cáncer se habían ido. No podíamos creerlo, porque ella nunca había salido limpia de ningún tratamiento antes. Ahora ella puede jugar como cualquier niño de 6 años”, detalló su madre, Sarah Cross.
Gracias a estas buenas noticias, Erin podrá recibir un trasplante de médula ósea en el Hospital Real de Niños de Manchester el día 28 de diciembre, como prevención definitiva de que el cáncer no podrá volver a atacar.