Las heridas emocionales que tenemos cuando somos pequeños perduran hasta nuestra vida adulta, por eso es tan necesario que sepamos desintoxicarnos de esas emociones negativas y comenzar a sanarnos.
Los traumas que tengamos de pequeños se convertirán en la médula de nuestra emociones cuando adultos. Si eres padre entonces debes aprender a tomar consciencia de estas acciones hacia tus hijos, además de tener en cuenta que los niños aprenden más viendo que escuchando.
Intenta ser el mejor padre o madre que puedas ser, mejorando tus habilidades de observación, entendimiento y cambio.
El Miedo al Abandono
Esto sucede cuando la madre o el cuidador del niño no responde como la figura protectora frente a los miedos que un el pequeño tiene.
Sucede en niños que son dejados a cargo de otros familiares o personas, sin tener presencia de los padres por largos periodos de tiempo.
Las personas que han vivido experiencias de abandono en su vida suelen sentirse inseguros y desarrollan dependencia emocional, ya que temen volver ser abandonados.
La Violencia Intrafamiliar
Golpear a los niños se convirtió por mucho tiempo en una conducta aceptable, sin embargo esto no enseña a los niños absolutamente nada. Solo empeora la manera en que los pequeños resuelven sus problemas, ya que creen que se trata de “la ley del más fuerte”.
Estas heridas emocionales crean hombre y mujeres maltratadoras.
El Rechazo
El rechazo constante hacia los niños genera un auto rechazo, esto genera que cuando esos pequeños son adultos sienten que nunca, a pesar de lo que hagan, es “suficiente”, ya sea en la vida, el trabajo, los estudios o incluso en el amor.
Estas personas prefieren permanecer solos y aislados.
La Injusticia
Los niños tienen la capacidad de determinar si la situación en la que están inmersos es justa o injusta, por lo que al vivir en un ambiente totalmente injusto se deteriora el “yo”, creando la idea de que no merecen la atención de los demás.
Los pequeños se convierten en adultos inseguros o pesimistas, con problemas para confiar en el resto y establecer relaciones, ya que cree inconscientemente que todos lo tratarán mal.
Muchas veces los padres prometen cosas que jamás cumplen, generando un trauma a los pequeños, enseñándoles que las personas cercanas no son de fiar.
Al ser adultos se convierten en personas miedosas, celópatas e inseguras.
La Humillación
Cuando los niños son sometidos a humillaciones, burlas y descalificaciones, ya sea en la escuela o en el hogar, se comienza nutrir esta herida emocional.
Crecen con tendencia a la depresión y con un autoestima muy bajo.
El Temor a lo desconocido
Los niños necesitan tiempo y paciencia para atreverse a hacer cosas nuevas, no se le debe obligar a entrar a ambientes desconocidos de una vez.
Esto genera adultos inseguros, con temor a los cambios y resistentes a la diferencia.