Una de las zonas más áridas del planeta es el desierto del Sahara, en donde el crecimiento de vegetación es casi inexistente. Aún así, el conocimiento ancestral, la perseverancia y el trabajo duro de un agricultor consiguieron ganarle a las tierras estériles y abandonadas entre Burkina Faso y Níger.
Yacouba Sawadogo consiguió “detener el desierto”, mediante la transformación de las tierras áridas en tierras habituales, donde ahora los agricultores pueden regenerar el suelo y producir alimento a pesar de la escasez de lluvias.
El logro lo ha conseguido tras arduas investigaciones en el laboratorio de una prestigiosa universidad y dedicando su vida entera a la plantación de árboles donde antes había solo arena y muerte. De hecho, el 2018 recibió el Premio Nobel Alternativo (Right Livelihood Award 2018).
Desde 1980, durante un período de alarmante sequía, Sawadogo consiguió plantar más de 40 hectáreas de bosques en tierras desérticas. Al día de hoy, más de 60 especies de árboles y arbustos viven gracias a él. Sin duda, es un de los bosques más diversos plantados y gestionados por un agricultor de la zona del Sahel.
¿Cómo creó un bosque en medio del desierto?
Sawadogo utilizó todos sus conocimientos tradicionales. En aquella región, los cultivos databan de muchos años atrás, por lo que en sus tradiciones se hallaba la sabiduría suficiente para paliar los estragos de la desertización.
El agricultor trabajó junto a su amigo Mathieu Ouédraogo, haciendo uso de antiguas técnicas para recuperar el suelo: los cordones de piedras y los agujeros Zaï.
La técnica de los cordones de piedra consiste en hacer hileras con pedruscos, de modo que, cuando llueve, el agua se queda estancada durante algunos minutos, penetrando en el suelo y restándole dureza.
La segunda técnica fue la de los “Agujeros Zaï”, que consiste en cavar hoyos junto a las semillas sembradas, ayudando a retener más humedad. Yacouba incorporó varias innovaciones, como la de hacer hoyos aún más grandes.
Además incorporó material orgánico en los agujeros, como estiércol, hojas, pequeños troncos y desechos vegetales. Esto, a su vez, atrajo a las termitas, quienes lejos de ser un enemigo, se convirtieron en la mano de obra de ingeniería que faltaba, ya que gracias a los túneles cavados por estos insectos, el suelo se ablandó, logró tener mayor humedad y las plantas comenzaron a crecer.
Su legado transformó la agricultura del país
La técnica empleada por Sawadogo permitió a los agricultores producir cosechas en años de sequía.
Además, los árboles plantados junto con los cultivos se usan para enriquecer el suelo, producir forraje para el ganado y crear oportunidades de negocio como la apicultura.
Todas estas soluciones están ayudando a los agricultores a adaptarse al cambio climático, a reducir la pobreza rural y a prevenir los conflictos locales por el agua.
“Yacouba Sawadogo juró detener el desierto y lo logró. Si las comunidades locales y los expertos internacionales están dispuestos a aprender de su sabiduría, será posible regenerar grandes áreas de tierras degradadas, disminuir la migración forzada y construir la paz en el Sahel”.
Ole von Uexkull, director ejecutivo de la Fundación del Premio Right Livelihood
Sawadogo ya se convirtió en un líder agrícola y pasa mucho tiempo hablando con la gente de su pueblo, enseñándoles sobre sus técnicas. Pero también habla del cambio climático, la necesidad de reforestar y el valor de preservar las plantas y árboles autóctonos.
“El éxito de estos esfuerzos recaerá en las generaciones más jóvenes, las cuales impulsan cada vez más un cambio ambiental“.
Yacouba Sawadogo, líder agrícola
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