«Cazar no se trata del animal, no es sobre conseguir comida y meterla al freezer para ahorrar en las compras. Es sobre pasar tiempo con tus amigos o caminar por el bosque a solas para alejarte del mundo un rato. Todos lo ven como algo asqueroso y horrible, pero no es así», declaró.
Debido a la vida laboral y a vivir en la ciudad, cada vez estamos más alejados de la naturaleza, pero hay quienes tienen (o creen tener) una cercanía diferente con el medio ambiente.
Así lo piensa Sammi Lee una joven que vive en Nueva Zelanda y que tiene sólo 22 años. El pasatiempo de esta chica es cazar, aunque trabaja como contratista, pero su tiempo libre lo pasa disparando a patos, gansos y otros animales junto a su novio James.
Las fotos en las redes sociales de cada uno de ellos, muestran lo orgullosos que se sienten con sus presas.
Para la joven «cazar no se trata del animal, no es sobre conseguir comida y meterla al freezer para ahorrar en las compras. Es sobre pasar tiempo con tus amigos o caminar por el bosque a solas para alejarte del mundo un rato. Todos lo ven como algo asqueroso y horrible, pero no es así», dijo a Daily Mail.
«Nos sentamos en la orilla del río durante horas y horas a mirar a los animales y nos tomamos fotos antes de disparar, no es sobre matar pero cuando lo haces hay que apreciarlo».
Sammi comenzó a cazar a los 16 años y lo considera un ”deporte” mientras su novio se dedica a la taxidermia.
«Todo en un animal puede ser utilizado para algo. La piel puede ser bronceada y convertida en una alfombra o trofeo, la cabeza como decoración. Nuestros perros siempre se comen lo de afuera».
«A nuestros ojos, nada sabe mejor que un animal recién cazado. Es más fuerte que uno en un supermercado y la gente no se da cuenta hasta que los prueba».
La caza de esta chica está decorada con los trofeos de sus cazas y no le molesta que la critiquen, «no tienen nada mejor que hacer que ser guerreros con un teclado».