El cáncer es sumamente peligroso, pues muchas veces tiene un resultado fatal. Es una enfermedad que se genera de diversas formas, y puede ser hereditaria o adquirida.
Pero no hay duda de que Courtney Whithorn, una estudiante universitaria de 20 años, no se esperaba sufrir un extraño cáncer debido a morderse las uñas. Sus mordiscos repetitivos lograron arrancar todo el lecho de su uña, lo que generó un agudo trauma en la zona. No quedó más solución que extirpársela luego de que desarrollara esta patología.
Courtney tenía la mala costumbre de morderse las uñas debido al bullying que sufría en su etapa escolar. Esto la llevó a arrancarse la uña del pulgar con sus mordiscos, en el año 2014.
Luego, el asunto empeoró porque su pulgar empezó a ponerse negro. Esto le afectó emocionalmente y decidió ocultarlo a sus amigos y familiares.
Pronto fue a ver a un médico y ahí la estudiante de psicología se dio cuenta de que había generado un trauma tan grande a su lecho ungueal, que acabó por generarse un extraño cáncer a la piel conocido como melanoma acung lentiginoso subungueal.
El camino a seguir era claro: someterse a diversas cirugías para eliminar el cáncer.
Pero por más que intentaron salvar su pulgar, no tuvieron éxito y debió ser amputado. Aunque su médico de cabecera afirmó que su cáncer se originó por el repetido y agresivo hábito de morderse las uñas, otros médicos -como Nis Sheth, portavoz de la Fundación Británica de la Piel- dicen que este factor por sí solo no sería suficiente para originar la enfermedad.
“Cuando descubrí que morderme la uña era la causa del cáncer, me destrozó”, dijo Courtney a los medios. “Cuando piensas en cuántos niños se muerden las uñas, es una locura. Solo desearía haber tenido tanta confianza y ser tan abierta como ahora”.