La sal no solo es un mineral preciado en el mundo entero porque nos proporciona un sabor más intenso en las comidas. En la antigüedad nos ayudó a conservar los alimentos cuando no existían sistemas de refrigeración y además para aquellas personas que creen en la magia y en los espíritus tiene un significado muy especial.
En Japón se cree que la sal está dotada de propiedades místicas, por lo que tiende a ser muy valorada. Los japoneses ponen un poco de sal en la puerta de su casa, en las esquinas de la sala de estar y en el baño, esto porque consideran que este mineral ahuyenta a los espíritus y atrae la suerte.
Gracias a la sal, los espíritus malignos estarán lejos del hogar y atraerán a la buena suerte. Durante los ritos de purificación los japoneses utilizan la sal e incluso durante los actos conmemorativos colocan un recipiente con sal en el altar.
Antiguamente se rociaba sal en el círculo que rodeaba a los luchadores de sumo, durante los combates, y la tradición se mantiene hasta el día de hoy. Pero eso no es todo, porque también se utiliza en los bares, cafeterías, restaurantes y locales de entretenimiento, en sus entradas esparcen un poco de sal para, según su tradición, atraer a los clientes.
Pero la sal no solo purifica la energía, sino que además elimina los malos pensamientos de quienes entran a la casa. Los japoneses creen que los huéspedes deben dejar las emociones negativas fuera del hogar y la sal ayuda absorberlas.
Los japoneses prestan suma atención a esparcir sal en los baños, ya que según los más místicos el mal puede entrar a las casas a través de las rejillas de ventilación y de las ventanas abiertas que suelen estar en esa zona de la casa.
Pero la sal no se esparce directamente sobre el suelo, ya que esto mataría toda la estética que cuidadosamente mantienen los japoneses en sus hogares.
El mineral se pone sobre un plato que luego es ubicado estratégicamente y a veces se construyen pirámides o figuras con sal humedecida para decorar y proteger las casas.
Los japoneses no colocan la sal en el recibidor de la casa, sino que en los alféizares de las ventanas y en las rejillas de ventilación. Para ello existen también cucharas y moldes especiales para que la sal no estropee la apariencia de la entrada de la casa o de cualquier estancia.
La leyenda de la sal
Según la leyenda, el emperador Kioto, hace mil quinientos años, tenía un harén de tres mil mujeres, por lo que escoger con quien acostarse era bastante difícil. Decidió confiar en la elección de su caballo y elegiría a la chica a la que éste se acercase.
Una de las mujeres utilizó la sal como truco para atraer al caballo, lo roció en su puerta y el animal queriendo probarla, se acercó y atrajo al emperador.
Desde ese momento, los japoneses creen que poner sal en sus casa atrae la buena suerte y el dinero.
A pesar de que Japón es uno de los países más avanzados tecnológicamente, sigue preservando sus tradiciones y creencias ancestrales.