Y son excelentes compañeros de viajes.
Henry es un perro que tenía un poco más de 3 meses, y era un poco más grande que el resto de los otros cachorros de su misma edad, cuando Cynthia Bennett lo conoció.
La mujer cuenta que “Simplemente se echó en mi regazo y apoyó su cabeza sobre mi brazo. Desde ese momento supe que tenía que venir a casa con nosotros”.
Henry era la mascota perfecta para ella y su novio y comenzaron a llevarlo a excursiones por todo Colorado, EE.UU. Los tres disfrutaban mucho de las salidas a la naturaleza y siempre estaban viendo dónde más ir a conocer.
“Tendría tres días en casa cuando lo llevamos a nuestra primera caminata. En esa ocasión fuimos al “Jardín de los Dioses” en Colorado Springs” contó Bennett. “Cuando llegamos a un punto, buscó la roca más alta y empinada, y se subió arriba para mirar por encima del borde”.
Hasta que conoció a Baloo en una visita a un refugio local. Apenas lo vio, Henry lo amó y dejó que se acurrucara junto a él. Cuando tuvieron que salir al aire libre, el gato no se vio temeroso y parecía disfrutarlo. “Si tomo la correa de Henry, Baloo comienza a maullar cerca de la puerta”.
Curiosamente, Baloo debe ser uno de los pocos gatos que aman salir. “Realmente lo disfruta y quiere salir afuera”.
“Pienso que se cree que es un perro y no un gato”, cuenta la chica, quien también cree que Henry actúa como su madre.
“Henry es el mejor hermano mayor y siempre está pendiente que Baloo esté bien”, escribió Bennett en su cuenta de Instagram. “Estoy muy feliz con nuestra pequeña familia y los amamos muchísimo a los dos”.