“Me sorprende que las tortugas nos hayan dado la oportunidad de subsanar nuestros errores después de tanto tiempo”, comentó el investigador James Gibbs, quien tuvo una posición privilegiada al poder observar a un grupo pequeño de tortugas bebés en la isla de Pinzón, en el archipiélago de las Islas Galápagos.
Las actividades humanas en el archipiélago pusieron en riesgo de extinción a las tortugas gigantes. Pero con este hecho, se recuperan las esperanzas de alejarlas de la extinción total.
En 1960 quedaban apenas un centenar de tortugas en la isla de Pinzón, y fueron trasladadas a una zona segura para poder conservarlas a salvo.
Después de que en 2012 se pudiera erradicar una plaga de ratas que se comía los huevos de esta especie, se pudo retornar a su hábitat a las tortugas.
En diciembre del año pasado, Gribbs aseguró que había visto al menos 300 tortugas en la isla por primera vez, y que una decena de ellas eran crías.
Danny Rueda, el jefe de ecosistemas para el Parque Nacional Galápagos de Ecuador, confirmó los nacimientos y contó que se trata de un efecto significativo para el futuro de las especies del archipiélago.
Luego de los esfuerzos de conservación y repoblación, investigaciones ha arrojado que hay 500 especímenes viviendo en la isla. Ojalá se logre la repoblación pronto, pero sin duda esto es un gran avance.