Generalmente, las familias que buscan un perrito para adoptar se inclinan por los cachorros para que así pueda adaptarse más rápido a su casa y sus habitantes. Como crecerá allí, por ende lo pueden educar de manera más fácil. Y es que por lo general, los perros adultos ya tienen costumbres que pueden ser difíciles de re educar.
Es por ello que este perrito, llamado Bear, no podía encontrar un hogar definitivo y pasó largo tiempo en refugios, esperando para que alguien se conmoviera y le diera una vida llena de amor.
Su aspecto no lo ayudaba demasiado, pues tenía un pelaje deteriorado, y estaba tan flaco que parecía un esqueleto.
La gente que iba al refugio donde estaba, sólo pasaba en frente de él y lo ignoraban simplemente.
Pero un día llegó una familia que no pensó lo mismo, pues vieron que Bear aún tenía mucho amor para dar al mundo y no querían que muriera solo en el refugio.
El cariño rápidamente tuvo un poderoso efecto en él: le cambiaron el nombre a Norman y lo cuidaron tanto que su pelo creció frondoso y hermoso, dejó de tener su aspecto deteriorado y subió de peso gracias a una comida especial.
Así luce hoy:
Una larga vida a Norman.