Cuando hablamos de tener un bebé, muchas veces las ganas de tenerlo pueden más que una verdadera reflexión sobre la responsabilidad que acarrea. Así es como muchas veces terminamos obligados a hacer tareas que hubiéramos deseado afrontar más adelante ne nuestra vida.
Aunque no hay nada que supere la alegría de ver a tu hijo crecer, hay que reconocer que la tarea de atenderlos y limpiarlos, por ejemplo, es bastante engorrosa. La crianza es dura, y además tiene una huella de carbono importante.
Según la Agencia de Protección Ambiental Federal (EPA, por sus siglas en inglés), los niños usan hasta 4000 pañales solamente en sus dos primeros años.
Hace algunas décadas, unos 40 años atrás, solamente existían los pañales reutilizables. Pero el mercado nos vendió pañales desechables con la intención de facilitarnos la vida y ahorrarnos el tiempo de lavado. Hoy son nuestra opción preferida como sociedad, y casi la única, pero están hechos de un plástico que tarda más de 100 años en degradarse.
Por suerte hoy estamos ganando conciencia ecológica, y nos encontramos con mensajes como este:
La comunidad científica ha calculado que la humanidad tiene hasta 2030 para frenar las consecuencias del cambio climático, de lo contrario sus consecuencias serán irremediables y catastróficas para la raza humana.
Piensa en el mundo que le dejarás a ese mismo niño ¡El cambio es ahora!