La sangre de personas curadas de Covid-19 es rica en anticuerpos.
Fue el 6 de marzo cuando Jason García, ingeniero aeroespacial de 36 años de California, comenzó a presentar tos leve y un poco de congestión, pero luego su condición empeoró.
Tras la tos, vino el dolor de cabeza, la fiebre y los dolores corporales y más tarde las dificultades para respirar. fue en ese momento en que Jason llamó a su médico y fue él quien le dijo que se hiciera la prueba por coronavirus. Recién el 14 de marzo le dijeron que había dado positivo al test y que debía de permanecer aislado.
10 días estuvo confinado en su oficina y en una pieza de invitados de su hogar para así no contagiar a su esposa que es integrante de la Marina, ni a su pequeña hija de sólo 11 meses. El 18 de marzo ya no presentó más síntomas y recibió una carta del condado de Santiago que decía que ya podía salir del aislamiento y que desde el 23 de marzo podría retomar su vida social.
En sus redes sociales, comunicó de su recuperación a sus amigos. “Declaro la victoria sobre este virus mortal. Le gané al COVID-19” escribió Jason.
En tanto en el hospital St.Joseph buscaban a alguien que se hubiese recuperado del Covid-19 para ayudar al tratamiento experimental que podría salvar la vida de otros pacientes.
Un amigo de Jason, lo contacto tras ver las publicaciones de esta búsqueda y él se puso en contacto con el hospital. Jason donó plasma para un paciente grave que no estaba respondiendo de buena manera a los tratamientos.
Hasta el 1 de abril, Jason había donado su plasma a 3 pacientes y el que se encontraba en peores condiciones había mejorado notoriamente.
Si esto funciona, habrá una gran oportunidad para que las personas ahorren mucha angustia a los demás y puedan luchar por sus vidas» dijo Jason que aún no sabe como fue que se contagió con el virus.
Jason está feliz de ayudar hasta que se cree la vacuna que definitivamente detendrá la enfermedad.