Cuando los padres se enfrentan a esta dura tarea por primera vez, les cuesta encontrar la mejor manera de disciplinar a su hijo, por lo que cometen el grave error de ignorar la necesidad de imponerse como figuras de autoridad.
Esto ocurre principalmente por el concepto errado que tenemos sobre “disciplinar a los hijos”. Hay quienes que piensan que establecer una serie de sanciones y reglas es igual que darles un castigo corporal, con golpes. Pero esto es un grave error con consecuencias no perceptibles sino hasta años después.
Es importante que durante el proceso de crianza, los padres manifiesten su amor hacia los hijos dado que son seres que necesitan atención y cariño. Sin embargo, también es responsabilidad de ellos establecer las normas, reglas y castigos existentes en el hogar ante cualquier problema o rebeldía. Esto es esencial al considerar que los niños funcionan como esponjas que absorben el conocimiento desde lo que ven de sus padres y de su entorno. Por lo tanto, es vital que le brinden el amor y la disciplina que necesitan para crecer de forma adecuada y en equilibrio.
Criar a un hijo en base a regalos, mimos y sin ningún tipo de castigo, favorece un comportamiento caprichoso, egoísta, irresponsable y sin sentido de disciplina. Mientras que al implementar un exceso de disciplina en la crianza, los niños pueden experimentar dificultades para expresarse y hacer lo que realmente desean, sintiéndose obligados a cumplir ciertos parámetros establecidos por sus padres.
Disciplina con amor y respeto
La mejor forma para enseñar sobre disciplina es demostrarle a tu hijo que cada acción posee su propia recompensa o castigo dependiendo de la misma. Así lograrás preparar a tu pequeño a enfrentarse a la vida de la forma correcta y sin presiones. Debes hacerle saber que existen determinados límites, acciones y deberes que se deben cumplir debido a que contienen algún valor para la sociedad o para sí mismo como individuo, haciéndolo entender la diferencia e importancia de la disciplina, las normas y las leyes.
Al entregarle a tu hijo una disciplina justa y por simple capricho tuyo, le demuestras que el castigo posee un verdadero motivo o lección para su vida. De esta manera, desarrollará una conducta y temperamento adecuado para dialogar y enfrentarse de forma asertiva a las sanciones, al reconocer sus errores y equivocaciones, sin creerse más que otros.
Recuerda que al disciplinar a tu hijo no solo haces por humillación o menosprecio, sino para demostrarle el camino correcto por el cual debe comenzar a caminar para desarrollarse como un adulto de bien.
Con la mezcla correcta de amor y disciplina, los hijos se sentirán escuchados, valorados, comprendidos y atendidos por sus padres.