A menudo los refugios de animales se encuentran con situaciones complejas, pues suele haber animales que no son adoptados en meses e incluso años. Es difícil saber qué pueden hacer para remediarlo, y muchas veces la única respuesta que hallan es la eutanasia. Así iba a terminar sus días un pastor alemán blanco, hasta que ocurrió un milagro.
El pastor alemán blanco llamado Sam, de 13 años, pasaba sus días en un refugio hasta que ya no podían cuidar de él. Decidieron sacrificarlo.
El pobre Sam veía desfilar a personas llevándose a cachorros jóvenes y a él, por ser mayor, ni lo miraban. Pero pronto ocurrió el milagro: sonó el teléfono y una voz de anciano preguntó por un amigo veterano disponible para adopción.
En el refugio conocían la historia de Sam, pero cuando escucharon hablar del pasado de George Johnson sabían que ahí estaba la respuesta.
El humano anterior de Sam lo abandonó para irse a la marina. George, por su parte, era un veterano de la marina que buscaba compañía luego de perder a su último compañero canino.
Una vez se encontraron, supieron que eran el uno para el otro.