A veces somos como las polillas que mueren por acercarse mucho a la luz. Las ganas de estar en el centro de la acción, seguido se vuelve un riesgo para nosotros mismos. El que ahora veremos es un caso de estos, donde el peligro de estar en el lugar de los hechos es más que evidente, pero ahí estamos: mirando y grabando.
La pista de aterrizaje del aeropuerto de San Martín (Mao Beach, El Caribe) colinda directamente con la playa más turística de la isla. Hay apenas una pequeña y delgada valla de separación entre ambos lugares, pues el reducido espacio del lugar no permite zona de seguridad, ni muros ni otra clase de barreras más grandes (y efectivas). Y si hubiera alguno de estos elementos, los aviones que allí descansan no podrían emprender el vuelo.
Los aviones comerciales no son máquinas reconocidas por su ligereza: están hechos de acero y llenos de componenentes electrónicos, que en total los hacen pesar 179 mil kilos vacíos, y 397 mil kilogramos cargados de combustible, pasajeros, tripulación y maletas. Por ello, la fuerza que necesita para despegar es increíble.
Pero pese a todo, los turistas de Mao Beach suelen ponerse justo en la valla del aeropuerto para ver cómo despegan los aviones. Y bueno, usualmente terminan revolcados en el suelo debido a la fuerza de los motores.
Quizás suene divertido, pero ver lo que sucede te hará cambiar de opinión. La experiencia no es placentera, ni mucho menos indolora, pero aún así los turistas siguen haciéndolo.